Basta señora arpa de las bellas imágenes,
de los furtivos comos iluminados.
Otra cosa, otra cosa buscamos.
Sabemos posar un beso como una mirada
Plantar miradas como árboles...
Este blog está orientado a trabajar con los estudiantes interesados en la literatura.
Tuesday, June 22, 2010
Intertextos en Niebla
Don Miguel y Miguel, las dualidades, los reflejos
la novela y la nívola,
el profesor y el escritor,
la niebla y la claridad.
25 comments:
Anonymous
said...
UNAMUNO: En la época en que se encontraba Don Miguel a la hora de escribir existían temas recurrentes, líneas de tiempo y pensamientos muy estructurados y que se convertían en un tipo de guión para la persona a la hora de escribir. Es ahí donde aparece Miguel de Unamuno rompiendo con todo eso y creando algo totalmente nuevo (solo cambiando el nombre) “ nivola”. Así el puede elegir que reglas, temáticas y acciones implementar sin ninguna grado de critica posterior a la publicación. Algunas cosas que nos quedaron impresas en nosotros de Don Miguel es el tema del sueño como algo que va antes de morir, algo que esta al límite entre el vivir y el fenecer (esto se ve reflejado en los últimos capítulos de niebla). También como el sueño es algo tan real como el que sueña. Algo muy potente es la imagen de Dios. Como Dios necesita al hombre para ser, son un complemento. Sin ser no hay hombre y sin hombre no hay Dios (Don Miguel sin sus personajes no es Don Miguel y sus personajes sin Unamuno no son personajes.) Los personajes de Miguel de Unamuno no son estáticos si no que son un ir y venir, por eso Niebla muestra como el personaje principal y los demás que lo rodean se van haciendo, como se enfrentan a los problemas y a la vida. Son comparables a un ser humano, solo que son soñados por un autor, pero a la vez este autor es soñado por un Dios. Por ende estos personajes de niebla tienen la misma capacidad de rebelarse frente a Dios como cualquier persona en este mundo.
EL MUNDO VASCO: Siempre se ha dicho que los vascos son personas un tanto orgullosas, cabezotas, profundamente arraigadas a sus orígenes. Unamuno como buen vasco integró sus raíces en Niebla, haciendo de esta casi una enciclopedia del mundo Vasco. Don Miguel tenía la idea de que el lenguaje define a las personas, por lo que el vasco es vasco por el euskera o idioma vasco. Es notable la preocupación de Unamuno por este idioma, preocupación que se puede ver en su obra por el Tío de Eugenia quien hablaba “esperanto”, lengua pura y verdadera, con la esperanza de que perdurara y fuese universal. Esta lengua, el esperanto, es una lengua anárquica ya que se confronta los cánones fonéticos, porque sino de otra manera esta sería devorada por las lenguas imperantes, y si ocurre esto se desvanece el pueblo por lo anteriormente dicho, que el lenguaje define a las personas. Todo esto es reflejo de la preocupación de Unamuno por el pueblo Vasco, por la lucha de poder permanecer y desarrollarse en un país donde abundan distintas costumbres, lenguas y personas, que conviven bajo un gobierno que intenta crear la unión bajo una sola visión. Esto nos podría explicar las características nombradas al principio, características que si no existieran, probablemente el País Vasco sería un pueblo del norte de España perdido en la niebla del pasado. Otras características del pueblo vasco es sin duda su gusto por la buena mesa y la buena conversación. Creo que Augusto jamás se perdió algún desayuno, almuerzo o comida, y siempre se le podía ver envuelto en alguna conversación con algún amigo o con su criado Domingo. Esto es por lo que nosotros llamamos “fraternidad nacionalista”. Al vivir en un país donde hay que fortalecer las raíces, se crea un sentimiento de unidad y amistad, que es fundado y mantenido en la comida, y bueno por qué no, en los tragos. Por esto la expresión “irnos de copas”, para nosotros, es producto de esta fraternidad. No es raro presenciar los bares y “Chocos” repletos de gente donde abundan una serie de sabores, olores e historias característicos de este pueblo. Debido a esto y mucho más creemos nosotros que Niebla es un fiel reflejo de toda la costumbre y riqueza de Euskadi.
En Niebla pudimos ver claramente que Unamuno introduce y cita a Averroes desde una mirada desde la razón y de lo relacionado con la mujer.
Desde la razón, si bien la cita no es explicita, es muy importante para la nívola: Averroes considera que la razón es la actividad superior del ser humano, y que a su ejercicio se dedica la filosofía mediante 2 métodos: la aplicación de leyes lógicas que rigen el pensamiento y la reflexión sobre los datos que nos proporciona el mundo natural: (¿No es esto la esencia de Niebla, que se presenta el final de cada capítulo/escena?) Respecto a la mujer, éste filósofo árabe, pese a afirmar que “la mujer es el hombre imperfecto”, es de los pocos que defienden su rol en medio de la cultura islámica: defiende su libertad de casarse con quien ella desee, y exige que el marido cumpla las condiciones que su esposa le imponga. Dice también, que se desconocen las habilidades de las mujeres, porque se les utiliza sólo para la procreación, pero que una mujer bien educada es tanto o más capaz que un hombre. Estos rasgos, que entregan independencia y libertad a la mujer, se ven claramente en Eugenia: una mujer decidida, instruida, a la que nadie pudo obligar a casarse, ni a romper con Mauricio. Si bien estos 2 rasgos de la novela expresados anteriormente se encuentran escondidos entre la niebla (pero no por eso menos presentes), existe una sola mención explicita a Averroes, referida al entendimiento agente (cuando se despoja al objeto de todo lo concreto e individual, dejándole solo con la forma universal que según Averroes es Dios mismo). Este concepto usa Paparrigopulus para justificar sus teorías sobre la mujer: todas tienen una sola y misma alma, un alma colectiva: cuando conoces a una las conoces a todas. Las mujeres se diferencian por el clima, lo que comen y donde viven. Como Borges, en su libro “ La Busca de Averroes” expresó, Averroes es una figura perdida en la Niebla, lo que confirma aún más su presencia en la nívola de Miguel de Unamuno.
Borges: “Averroes es una figura perdida en la niebla”
Profesor, hola. El trabajo esta terminado, pero por motivo de extensión solo vamos a poner el blog la parte de las citas, pero no es el trabajo completo. Si desea leer el trabajo completo dirijase a su mail: hernan.jimenez@cph-cja.cl Ahi encontrará el trbajo completo y ordenado en word.
Hay 4 frases en latín, que para nosotros tienen una gran importancia. 1. Militia est vita hominis super terra ”La vida del hombre sobre la tierra es lucha”. Esta frase es parte del primer versículo del capítulo 7 del Libro de Job, en la versión bíblica conocida como vulgata. Esta Biblia fue una traducción al latín del libro original con el fin de que el pueblo se acercara más a ella, y para lograr esto, utiliza un latín corriente, de fácil comprensión. Esto se puede tomar de distintas maneras. En la obra, la frase es utilizada mediante el conflicto que Eugenia tiene un novio, Mauricio. Al saber esto Agusto se plantea una meta, arrebatarle el amor de Eugenia a Mauricio, y la frase ya mencionada, toma directa relación con lo que Agusto vive y siente. Debe luchar para obtener las cosas, puesto que las cosas no llegan por si solas. También la frase mencionada alude a un tópico literario, que se centra en el carácter bélico de la vida humana extendida como campo de batalla en el que se desarrolla un continua lucha frente a todo. P.e. Los hombres, la sociedad y el destino. Esto se ve reflejado, con la lucha con Mauricio y con su niebla interior, ya que debe salir de la confusión que tanto lo rodea. 2. Cogito ergo sum: Se traduce, “Pienso, por lo tanto existo”. Fue planteado por René Descartes y es encontrado en el discurso del método. Esta frase expresa uno de los principios filosóficos de la filosofía moderna: El pensamiento propio, y por lo tanto, la propia existencia es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual se pueden establecer nuevas certezas. En la obra, esta locución latina sufre diversas modificaciones tales como, amo ergo sum, edo ergo sum. Estas frases aluden a la realización de una acción, como por ejemplo amar, comer para probar la existencia humana, a través de las cuales puedo probar su certeza. Profundizando en el ejemplo cuando Agusto Pérez comienza a comer de forma desenfrenada pensando que el era una idea por ende inmortal, pero también se cuestiona que si logra comer y sentir el alimento debiera ser real, o sea así probando su existencia…”¿cómo es que no vivo?...!Como, luego existo!”
3. Alea iacta est Esta expresión latina significa “Que se lance el dado”. Es atribuida al historiador y biógrafo romano Suetonio, que escribió la Vida de los doce Césares, obra donde se relata la vida de los gobernantes de Roma, desde Julio César hasta Domisiano. Esta frase fue atribuida a Julio César, en el momento de cruzar el rio Rubicón, límite entre Italia y la Galia Cisalpina, provincia que el senado romano le había asignado. Con este paso, Julio César se reveló contra la autoridad del Senado, generando una guerra civil contra el general Pompeyo. De esta manera, esta oración implica que se ha tomado el riesgo, llegando a un punto de no retorno, es decir, que no se puede retroceder o arrepentir a lo que ya había hecho. Tal como, lo hace un jugador de ajedrez que al momento de soltar la pieza no hay forma de retroceder en la jugada. Esto también se puede ver en el momento que Agusto le entrega la carta a la portera y se va, no hay forma de volver el tiempo para no entregar la carta. No hay posibilidad de arrepentimientos. 4. Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam. “Te damos gracias señor por tu inmensa gloria” Esto es parte del canto cristiano Gloria in Excelcis y en la Vulgata es conocido como Gloria Altissimis, compuesto por el Papa Telesforo. Gloria en Excelsis es un himno de alabanza a la santísima trinidad. Este canto junto al Tedeum, son los únicos sobrevivientes en la liturgia romana. La belleza de estos dos himnos es una de las cumbres de la poesía lirica cristiana en los tiempos de las persecuciones. Creemos que Unamuno utiliza esta frase con el fin de establecer un paralelo entre la persecución que el vivía y la que sufrieron las personas en la época que fue creado el canto. Por otro lado, al ser un canto de gloria busca ensalzar, engrandecer las virtudes del objeto al que se le canta. En el caso de Agusto Pérez, expresa esta gloria a la creación de las mujeres, descubriendo que si amaba a una, amaba a todas.
Sobre Paparrigópolus no encontramos nada relevante, así que decidimos cambiarlo por otro tema. Después de constatarnos como las peores detectives de la historia, tratamos de buscar algo por el que partir. Leímos por aquí, por allá y encontramos que Unamuno había aprendido danés para leer exactamente lo que Søren Kierkegaard decía. Seguimos leyendo, y encontramos varias cosas interesantes, no todas que ver con Kierkegaard, unas más completas que otras, pero acá van las que más nos llamaron la atención y que pudimos, más o menos, seguir (ya que la mayoría de los libros a los que se referían no los hemos leído, ni escuchado de ellos, tratamos de hacer lo mejor posible): El amor en niebla es un tema central, al final, se traduce como que el amor es el sentido de la existencia, y sin él, Augusto decide suicidarse. Pero no es cualquier amor, es un amor verdadero, espiritual. No es el amor económico que veía la tía Emerlinda, ni el amor utilitario que veía Eugenia, es un amor que trasciende a la muerte, y le da un sentido a la vida. Esto se puede ver cuando el protagonista dice Amo, ergo sum, o sea, Amo, por lo tanto, soy (que es una deformación de la conocida frase de Descartes, al igual que Edo, ergo sum). En este ámbito encontramos similitudes con un texto, también de ficción, de Kierkegaard: ‘’Diario de un seductor’’. Este se trata de Johannes, un hábil seductor, que encuentra el amor verdadero en Cordelia, una joven huérfana que vive con familiares. Al igual que Augusto, la ve durante un paseo, mientras divagaba sobre los valores estéticos de cosas cotidianas. Ella es como Eugenia, una mujer liberal, determinada e independiente, algo poco usual de la época y que correspondía más a un prototipo de mujer nórdica, como una valkiria. Al igual que Augusto, Johannes busca una respuesta a este sentimiento irracional mediante sus reflexiones racionales. Para los dos protagonistas la vida es un errar infinito entre la niebla cegadora, una niebla que dificulta su existencia, y que los hace preguntarse por su existencia. También, una pequeña parte, hace alusión al protagonista de una novela de Becquer, Manrique, quién dice: «¡Amar! Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba a todas las mujeres un instante: a ésta porque era rubia, a aquélla porque se cimbreaba, al andar, como un junco», Esto se ve mucho en Augusto, ya que al enamorarse de Eugenia se enamora de su idea de ella (la sueña), ya que no es capaz ni de recordarla, excepto sus ojos, y ya esta pensando es como serán sus hijos, se enamora de su idealización, y a pesar de que cuando la conoce y descubre, por ejemplo, que no le gusta la música, no le importa, ella ya era su Eugenia. También, al enamorarse de Eugenia, es como si se hubiera abierto una parte de él que estaba escondida. Se enamora de todas las que ve y las que conoce, todas son atractivas e ideales. Simplemente se enamora del amor, y cuando no lo consigue, se cuestiona toda su existencia. También encontramos similitudes entre Kierkegaard y Unamuno, como por ejemplo que Kierkegaard publica varios textos con pseudónimos diferentes, y, más tarde declara que cada pseudónimo es independiente del otro, es como si fueran distintos personajes. Y esto es lo mismo que hace Unamuno, sus personajes, especialmente Augusto es independiente del autor, tiene su propia filosofía y pensamiento, y esto es lo que permite a Augusto rebelarse contra su creador, e intentar burlar la sentencia que le da. O que Kierkegaard cree que hay que comunicar algo a través del discurso, y esto es exactamente lo que se ve en Niebla, mucho diálogo y poca acción.
Sobre Paparrigópolus no encontramos nada relevante, así que decidimos cambiarlo por otro tema. Después de constatarnos como las peores detectives de la historia, tratamos de buscar algo por el que partir. Leímos por aquí, por allá y encontramos que Unamuno había aprendido danés para leer exactamente lo que Søren Kierkegaard decía. Seguimos leyendo, y encontramos varias cosas interesantes, no todas que ver con Kierkegaard, unas más completas que otras, pero acá van las que más nos llamaron la atención y que pudimos, más o menos, seguir (ya que la mayoría de los libros a los que se referían no los hemos leído, ni escuchado de ellos, tratamos de hacer lo mejor posible): El amor en niebla es un tema central, al final, se traduce como que el amor es el sentido de la existencia, y sin él, Augusto decide suicidarse. Pero no es cualquier amor, es un amor verdadero, espiritual. No es el amor económico que veía la tía Emerlinda, ni el amor utilitario que veía Eugenia, es un amor que trasciende a la muerte, y le da un sentido a la vida. Esto se puede ver cuando el protagonista dice Amo, ergo sum, o sea, Amo, por lo tanto, soy (que es una deformación de la conocida frase de Descartes, al igual que Edo, ergo sum). En este ámbito encontramos similitudes con un texto, también de ficción, de Kierkegaard: ‘’Diario de un seductor’’. Este se trata de Johannes, un hábil seductor, que encuentra el amor verdadero en Cordelia, una joven huérfana que vive con familiares. Al igual que Augusto, la ve durante un paseo, mientras divagaba sobre los valores estéticos de cosas cotidianas. Ella es como Eugenia, una mujer liberal, determinada e independiente, algo poco usual de la época y que correspondía más a un prototipo de mujer nórdica, como una valkiria. Al igual que Augusto, Johannes busca una respuesta a este sentimiento irracional mediante sus reflexiones racionales. Para los dos protagonistas la vida es un errar infinito entre la niebla cegadora, una niebla que dificulta su existencia, y que los hace preguntarse por su existencia.
También, una pequeña parte, hace alusión al protagonista de una novela de Becquer, Manrique, quién dice: «¡Amar! Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba a todas las mujeres un instante: a ésta porque era rubia, a aquélla porque se cimbreaba, al andar, como un junco», Esto se ve mucho en Augusto, ya que al enamorarse de Eugenia se enamora de su idea de ella (la sueña), ya que no es capaz ni de recordarla, excepto sus ojos, y ya esta pensando es como serán sus hijos, se enamora de su idealización, y a pesar de que cuando la conoce y descubre, por ejemplo, que no le gusta la música, no le importa, ella ya era su Eugenia. También, al enamorarse de Eugenia, es como si se hubiera abierto una parte de él que estaba escondida. Se enamora de todas las que ve y las que conoce, todas son atractivas e ideales. Simplemente se enamora del amor, y cuando no lo consigue, se cuestiona toda su existencia. También encontramos similitudes entre Kierkegaard y Unamuno, como por ejemplo que Kierkegaard publica varios textos con pseudónimos diferentes, y, más tarde declara que cada pseudónimo es independiente del otro, es como si fueran distintos personajes. Y esto es lo mismo que hace Unamuno, sus personajes, especialmente Augusto es independiente del autor, tiene su propia filosofía y pensamiento, y esto es lo que permite a Augusto rebelarse contra su creador, e intentar burlar la sentencia que le da. O que Kierkegaard cree que hay que comunicar algo a través del discurso, y esto es exactamente lo que se ve en Niebla, mucho diálogo y poca acción.
¿Conocer para luego amar o amar para luego conocer?
Santo Tomás de Aquino plantea el concepto de "Nihil volitum quin praecognitum", citada por Miguel de Unamuno en "Niebla". Esta frase, introduce la idea de que nada es deseado sin antes ser conocido, concepción planteada por Santo Tomás en las Cinco Vías para amar a Dios, donde plantea que la existencia de Dios no pertenece necesariamente a la fé, sino que el hombre también puede acceder a esta verdad mediante la razón. Este modo de pensamiento consiste en un argumento a posteriori, conocer a Dios para luego amarle.
Sin embargo, al ser Unamuno un existencialista cree todo lo contrario, ya que el procedimiento que caracteriza a esta corriente es no estudiar primero la esencia y luego la existencia, como hacía la filosofía tradicional, sino al revés, partir de el hecho de existir para luego profundizar en el ser. Es por esto que Unamuno plantea que la razón se apodera de Dios, llegándose así a un Dios lógico-racional que no es más que la proyección al infinito del hombre abstracto, él dice "No es posible conocer a Dios para luego amarle, hay que empezar por amarle, por anhelarle, por tener hambre de Él antes de conocerle". Esto se plasma en Augusto, quien ya ama a Eugenia aún antes de conocerle.
También en esta "Nivola" se puede apreciar el predominio del diálogo por sobre el narrador, estructura que recuerda mucho al método socrático de la Mayéutica. Otro aspecto importante en la estructura es el escaso desarrollo de los personajes, que se caracterizan por un sólo rasgo de personalidad.
En un lugar de España que esta niebla no me deja recordar, hubo un tal Don Miguel, que de tanto leer contrajo una extraña enfermedad: la nívola, y ya nada distinguía cierto o falso. Ser o no ser, sur o no sur, este… ¿oeste, o este? Decidióse entonces a emprender un largo viaje y le contó a un par de conocidos por lo que se sintió presionado a ser un verdadero hombre de palabra y llevar acabo la ya anunciada travesía. Pero se distrajo… Un hombre DE palabra… las palabras… Hablar es atar con la lengua el alma; obteniendo de ella sólo ecos distorsionados por la distancia de lo que gritó en primer lugar. Como dijo Enrique Lihn: “Nada tiene que ver el dolor con el dolor Nada tiene que ver la desesperación con la desesperación Las palabras que usamos para designar esas cosas están viciadas No hay nombres en la zona muda (…)”
¿Y esto? Una palabra lo obligaba a viajar ahora ¿una palabra? Sí, algo creado por el hombre que ahora, con su poder adquirido, sometía a su amo, a Don Miguel, a este hombre dueño de tantas palabras. La palabra nace de la boca del hombre para nombrar a su entorno pero al ser este nombrado, desaparece y comienza a formar parte de lo que podría ser ficción. Ahora el hombre no necesita tomar la lámpara y mostrarla para decir LÁMPARA, sólo basta con nombrarla o escribirla. Como dijo nuestro amigo Orfeo: “(el hombre) En cuanto le ha puesto un nombre a algo, ya no se ve este algo; no hace si no oír el nombre que le puso o verlo escrito”. Huidobro lo dijo ¿cierto? “Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador” Pero las palabras no son del todo perversas, mentirosas e insatisfactorias, también, al salir de la boca o la pluma, pueden ser oídas por otros que las alcen y las lancen contra lo que les disgusta o acaricien a su amada con ellas o, por lo menos, comiencen una conversación… está lindo el día ¿no?.
"Entre sueños, muerte y la realidad no real" Un estudio sobre la relación de Shakespeare y Unamuno/ Por Magda.
“Niebla” de Miguel de Unamuno es un frío reflejo de nuestra existencia, o mejor dicho, más que un reflejo, es una pregunta, una incógnita, un abrumante trastorno de lo que nosotros consideramos como “real”. Don Miguel nos presenta una nueva visión sobre la realidad, o mejor dicho la No-realidad, mientras va modificando nuestras concepciones de la vida y de la existencia como tal. La idea de cambio de Miguel de Unamuno es reflejada, ya desde un principio por su tipo de escritura y la creación de un nuevo género: La nívola, la cual logra con creces su objetivo, convirtiéndose en todo, pero a la vez en nada, esto podría ser relacionado con la misma naturaleza del hombre, quien tiene una conciencia de sí mismo, pero a la vez es la muerte la que se encarga de demostrar que no es nada. Debo reconocer que la sensación que me deja la lectura de esta “nívola”, y al igual que la lectura de las grandes obras dramáticas de nuestro ya conocidísimo William Shakespeare, es una mezcla entre desazón y desconcierto, pero a la vez una fascinación sobre lo probable, sobre lo que vendrá. Antes de ahondar en el abrumante y desconcertante mar de la existencia, según William y Don Miguel, hay que puntualizar sobre las relaciones que los unen más allá de su filosofía sobre la vida, partiendo, obviamente por los recursos estilísticos, como el uso de diálogos, con técnicas como monólogos, soliloquios y una particular forma de lenguaje (el uso de la palabra de manera eximia), típicas de la obra dramática de Shakespeare, herramientas que reflejadas en el personaje de Augusto adquieren la misma belleza que en la de sus clásicos personajes, como es Hamlet. Con ya sólo leer los primeros capítulos de la obra de Miguel de Unamuno uno puede determinar, y vislumbrar, los rasgos shakesperianos en el pensamiento, sobretodo en el del personaje de Augusto Pérez, quien en sus monólogos, o soliloquios (dependiendo de la ocasión), logra reflejar las ideas de William Shakespeare, Kierkegaard y Descartes, entre otros, lo cuales con tintes existencialistas y racionalistas plantean sus ideas sobre la existencia y la vida. Unamuno y Shakespeare plantean una visión difusa de la realidad y de la gestión de la vida como tal, en palabras de Augusto Pérez, la vida es “una selva bravía y enmarañada, en donde el sendero nos lo hacemos con los pies, según caminamos en la ventura”, nos abren los ojos, sólo para darnos cuenta de que en realidad no conocemos nada, de que todo lo que pensábamos es efímero e intrascendente, y de que todo lo que nos rodea no es real, si no “meras sombras y ficciones” dentro de la densa niebla de nuestro existir, en palabras de Shakespeare “Somos del mismo material del que se tejen los sueños, nuestra pequeña vida está rodeada de sueños”, con esto nos otorga, a los hombres, un grado de desilusión y fragilidad, en las siguientes palabras de Augusto Pérez . En este sentido Unamuno toma la idea de William Shakespeare de que la vida no es más que un sueño, una ficción, una obra de teatro, en donde nosotros no somos más que “meros actores de la obra de otro” y en donde el mundo es nuestro escenario, En palabras de Augusto Pérez: “¿Es realidad, o es ficción?, ¿No es acaso todo esto un sueño de Dios o de quien sea, que se desvanecerá en cuanto el despierte?” ...
Y así, de conversación en conversación nació una pequeña navilo, nebulo, nivola de la pluma de Don Miguel y lo hizo olvidar el viaje (el viaje físico, por lo menos). Sentado en su escritorio, junto a su perro, Morfeo, nuestro caballero sostenía entre sus manos pensamientos que rondaban por su mente. Se remontó a aquella época en que las lenguas jugaban con las raíces a su gusto y gana, creando palabras por primera vez. La Antigua Roma, que se expandió ofreciendo a los bárbaros su latín y llegó hasta España bajo la mirada de Mercurio para dar a esos godos-quiebra-nueces nuevos sonidos (más allá de bar-bar-bar) y con ellos nueva cultura que Don Miguel añora con cariño (Eneas, Eneas). De ahí nace el español, esta lengua romance en la que piensa Don Miguel. Pero viene de Roma… ¿Eneas? Italia. Se debe volver a los clásicos, esos navíos de negras velas que no cargan peso de más ni admiten un solo gramo, son entes/todo, completos… “configurados como equivalentes del universo, como los antiguos talismanes” (Italo Calvino). Borges sabe expresar a Don Miguel: “Felizmente, no nos debemos a una sola tradición. Podemos aspirar a todas”. Así, este vasco puede comenzar tranquilamente su viaje a Itaka. Así Don Miguel dejó el escritorio y se fue a sus ríos: las calles de Salamanca, por supuesto, pensando en cómo llegar a Itaka. Se detuvo de pronto frente a la vitrina de una librería, adentro, en un muestrario, figuraba un set de postales: “Cultura Clásica”. Por supuesto, la extraña coincidencia llamó su atención. Acercóse a esta vitrina para ver más detalladamente, y fue suerte la suya de encontrar una foto de Delfos en cuya entrada se inscribía: “gnóthi seautón” (conócete a ti mismo). En aquel instante deslumbróle una idea. Comenzó a navegar calle abajo, adentrándose en la espesa jungla que su mente le ofrecía. Del cielo descendió una bruma que al instante se volvió densa, impidiéndole ver más allá de si mismo. Fue cuando entonces Don Miguel entró en Miguel como un sueño, y conversando consigo mismo logro admirar el reflejo del infinito, como un espejo frente a otro. En el interior lo estaba todo. La oscuridad de allí adentro le hacía sentir como en el vientre de su madre, de vuelta en su origen, en el corazón, en las más absolutas y cálidas ti-nieblas.
Y así, de conversación en conversación nació una pequeña navilo, nebulo, nivola de la pluma de Don Miguel y lo hizo olvidar el viaje (el viaje físico, por lo menos). Sentado en su escritorio, junto a su perro, Morfeo, nuestro caballero sostenía entre sus manos pensamientos que rondaban por su mente. Se remontó a aquella época en que las lenguas jugaban con las raíces a su gusto y gana, creando palabras por primera vez. La Antigua Roma, que se expandió ofreciendo a los bárbaros su latín y llegó hasta España bajo la mirada de Mercurio para dar a esos godos-quiebra-nueces nuevos sonidos (más allá de bar-bar-bar) y con ellos nueva cultura que Don Miguel añora con cariño (Eneas, Eneas). De ahí nace el español, esta lengua romance en la que piensa Don Miguel. Pero viene de Roma… ¿Eneas? Italia. Se debe volver a los clásicos, esos navíos de negras velas que no cargan peso de más ni admiten un solo gramo, son entes/todo, completos… “configurados como equivalentes del universo, como los antiguos talismanes” (Italo Calvino). Borges sabe expresar a Don Miguel: “Felizmente, no nos debemos a una sola tradición. Podemos aspirar a todas”. Así, este vasco puede comenzar tranquilamente su viaje a Itaka.
Así Don Miguel dejó el escritorio y se fue a sus ríos: las calles de Salamanca, por supuesto, pensando en cómo llegar a Itaka. Se detuvo de pronto frente a la vitrina de una librería, adentro, en un muestrario, figuraba un set de postales: “Cultura Clásica”. Por supuesto, la extraña coincidencia llamó su atención. Acercóse a esta vitrina para ver más detalladamente, y fue suerte la suya de encontrar una imagen del templo de Delfos en cuya entrada se inscribía: “gnóthi seautón” (conócete a ti mismo). En aquel instante deslumbróle una idea. Comenzó a navegar calle abajo, adentrándose en la espesa jungla que su mente le ofrecía. Del cielo descendió una bruma que al instante se volvió densa, impidiéndole ver más allá de si mismo. Fue cuando entonces Don Miguel entró en Miguel como un sueño, y conversando consigo mismo logró admirar el reflejo del infinito, como un espejo frente a otro. En el interior lo estaba todo. La oscuridad de allí adentro le hacía sentir como en el vientre de su madre, de vuelta en su origen, en el corazón, en las más absolutas y cálidas ti-nieblas.
La verdad, es que la búsqueda de Orfeo a lo largo del texto no tiene ninguna dificultad. El pobre de Augusto (si, el POBRE de Augusto) mas cerca del principio que de la mitad de la nivola, adopta, si lo queremos decir en palabras bonitas, a un perro, al que pone de nombre Orfeo. ¿Pero por qué Orfeo? Y, ¿Quién es Orfeo?
Orfeo, es un personaje de la mitología griega, hijo de Apolo y la musa Calíope, del cual se dice que era un gran músico que cuando tocaba su lira no sólo los hombres, animales y dioses se quedaban embelesados escuchándole, sino que incluso la Madre Naturaleza detenía su fluir para disfrutar de sus notas.
Es por eso que Don Miguel le pone ese nombre al canino amigo del protagonista de su nivola (si, lo hace él ya que el POBRE de Augusto no es mas que un títere que no puede matar a su creador…) y esto lo hace ya que el perro es el encargado de calmar la confusión de su amo con sus ojos/lira, cosa que todos los que leímos medianamente el texto pudimos percatarnos ya que cada uno de los 33 capítulos de Niebla posee un soliloquio, el cual generalmente se desarrolla con Pérez hablando a Orfeo.
Pero, en lo que respecta a la posición del personaje que es Orfeo en la nivola, es en donde me gustaría arriesgarme al afirmar que Orfeo no es mas que una versión mas de Augusto y viceversa, he dicho y procedo a explicarme. A lo largo de la nivola se puede apreciar una “Orfeizacion” de Augusto y una “Perezizacion” de Orfeo (la verdad es que este “cambio” no es diacrónico, si no que se da desde el principio, antes incluso de la aparición de Orfeo). Prefiero dejar para la clase de que forma y en donde se aprecia esto en la nivola, ya que de lo contrario este se transformaría en un texto muy largo.
(profesor: después de fragilidad, no va en palabras de augusto pérez)
Por último se plantea la concepción, y necesidad de la muerte, para "darnos" cuenta de nuestra existencia. Unamuno nos dice, de manera cruda quizás, que la muerte nos espera a todos, y que ésta es inevitable, que por sí nuestra vida es frágil, leve, dependiente de la voluntad de un "otro". En "niebla" existe una escena notable en la que se encuentran creado y creador, exactamente en el capítulo XXXIII, el de la muerte de Augusto, y que curiosamente el número del capítulo coincide con la edad en la que murió Cristo, una pequeña curiosidad digna de analizar en otra ocasión. Adiós, y como diría Shakespeare, (y no dudo que Unamuno también), "El resto es silencio"
Al leer este intertexto surge inmediatamente la pregunta de ¿Quién es este Orfeo y porque Augusto le llama así a su perro?.
Orfeo es un personaje de la mitología griega hijo de Apolo y Calíope. De quienes hereda los dones de música y la poesía, que según relatos al tocar su lira y cantar, los hombres eran capaces de hacer descansar su alma. A simple vista la relación Orfeo – Niebla, o más bien, Orfeo – Augusto es bastante simple (en un comienzo) Orfeo viene a jugar el mismo rol que en su mito, su tarea es de calmar el alma de Augusto de ayudarlo en sus reflexiones y de brindarle un cierto tipo de compañía.
Pero basta con leer un poco para darnos cuenta que esta relación es mucho más, va más allá de la simple función de “acompañar” a Augusto, su objetivo se transforma en ser el articulador, el que reflexiona, pasa a ser una especie de Oráculo para Augusto, porque aunque este personaje llamado Orfeo, no hable, es el que finalmente guía a Augusto a lo largo de todas sus reflexiones, inconcientemente guía a Augusto, a tal punto que los personajes se mezclan, y ya dejan de ser Amo – mascota, para ser algo como unidad, un personaje – perro que es quién finalmente une la realidad de Augusto a la realidad, que lo hace mezclar historias, confundirlas y volverlas nebulosas, a tal punto que para nosotros Unamuno pasa a ser un personaje dentro de la misma historia y a la vez Augusto parece ser alguien que pasa a la realidad y es capaz de hablar con nosotros, lo lectores, personalmente, se podría decir luego que este Orfeo es una especie de vínculo entre realidades, entre mundos paralelos, pero que actúa de tal forma que no es clara, no se sabe como es que lo hace pero lo hace, actúa finalmente de una forma que parece que hay una niebla, entre él, nosotros (lectores, que al final ya no sabemos si lo seguimos siendo o pasamos a ser personajes) y Unamuno que es personaje – autor, que finalmente no nos deja entrever esta relación y esta forma de actuar que él tiene
Niebla Me perdonara el que haga a Orfeo, pero como Ovidio no sale en Niebla aparentemente (o al menos yo no lo pude encontrar), me voy a dedicar un poco a analizar la figura de Orfeo, conectarlo con el Orfeo original, y tal vez acercarme a Ovidio, quien por lo demás escribe sobre Orfeo. Para empezar, y para efectos de orden mental, vamos a repasar la historia de Orfeo dentro de Niebla: En medio de un soliloquio, Augusto siente unos quejidos como de animal, al percatarse busca en la verdura de un matorral y encuentra un cachorrillo. A lo largo de la novela, Orfeo es siempre objeto de monólogos, fiel a su amo escucha y escucha. Inclusive al final de la novela nos habla Orfeo diciéndonos cuan enfermo es el hombre, y que a pesar de eso Augusto era su amo, por lo que lo quería, y aunque si le entendía sus monólogos, jamás respondió. Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?) En los primeros párrafos de la Oración fúnebre Orfeo dice (o más bien don Miguel dice) que el hombre nunca está en lo que está, que nunca mira lo que en realidad mira, como si estuviese en un mundo paralelo, y es más, afirma que si existe ese, pues que no este entonces. Y luego entramos en el lenguaje, herramienta que le lleva fijarse en lo que no hay, una vez nombrado el árbol no es este objeto de pensamiento sino la palabra en sí o la idea. Luego también introduce la idea de que el lenguaje es el creador de la mentira. Para terminar dice como su amo vuelve a la Niebla de donde surgió, y finalmente el también toma su camino hacia la Niebla y muere. El mito de Orfeo y Eurídice dice: Orfeo hijo de Apolo se enamora profundamente de Eurídice, una ninfa y se casaron. En algún momento Eurídice escaba de un pretendiente que la acosaba, y en la escapatoria la mordió una serpiente venenosa y murió. Orfeo que era virtuoso con la lira, toco las melodías más tristes que conmovieron a todos los humanos y a todos los dioses, quienes le incurrieron para que la fuese a buscar al inframundo, a lo que fue. Sorteo toda clase de desafíos con su música hasta que llegó donde Hades y Perséfone. Con su música los conmovió y estos accedieron a devolverle a Eurídice con la condición de que Orfeo fuese siempre delante de ella y que no la mirará sino hasta que el sol la bañara completamente. Cuando iban saliendo Orfeo se dio vuelta, impaciente por verla y pensando que el sol la había bañado, pero no, error, tenía aún un pié en la oscuridad y entonces ella se desvaneció y Orfeo la perdió, pero esta vez para siempre. Puestos los datos sobre la mesa, les quiero decir estimada audiencia que la conclusión les será entrega MAÑANA Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?)
Niebla Me perdonara el que haga a Orfeo, pero como Ovidio no sale en Niebla aparentemente (o al menos yo no lo pude encontrar), me voy a dedicar un poco a analizar la figura de Orfeo, conectarlo con el Orfeo original, y tal vez acercarme a Ovidio, quien por lo demás escribe sobre Orfeo. Para empezar, y para efectos de orden mental, vamos a repasar la historia de Orfeo dentro de Niebla: En medio de un soliloquio, Augusto siente unos quejidos como de animal, al percatarse busca en la verdura de un matorral y encuentra un cachorrillo. A lo largo de la novela, Orfeo es siempre objeto de monólogos, fiel a su amo escucha y escucha. Inclusive al final de la novela nos habla Orfeo diciéndonos cuan enfermo es el hombre, y que a pesar de eso Augusto era su amo, por lo que lo quería, y aunque si le entendía sus monólogos, jamás respondió. Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?) En los primeros párrafos de la Oración fúnebre Orfeo dice (o más bien don Miguel dice) que el hombre nunca está en lo que está, que nunca mira lo que en realidad mira, como si estuviese en un mundo paralelo, y es más, afirma que si existe ese, pues que no este entonces. Y luego entramos en el lenguaje, herramienta que le lleva fijarse en lo que no hay, una vez nombrado el árbol no es este objeto de pensamiento sino la palabra en sí o la idea. Luego también introduce la idea de que el lenguaje es el creador de la mentira. Para terminar dice como su amo vuelve a la Niebla de donde surgió, y finalmente el también toma su camino hacia la Niebla y muere. El mito de Orfeo y Eurídice dice: Orfeo hijo de Apolo se enamora profundamente de Eurídice, una ninfa y se casaron. En algún momento Eurídice escaba de un pretendiente que la acosaba, y en la escapatoria la mordió una serpiente venenosa y murió. Orfeo que era virtuoso con la lira, toco las melodías más tristes que conmovieron a todos los humanos y a todos los dioses, quienes le incurrieron para que la fuese a buscar al inframundo, a lo que fue. Sorteo toda clase de desafíos con su música hasta que llegó donde Hades y Perséfone. Con su música los conmovió y estos accedieron a devolverle a Eurídice con la condición de que Orfeo fuese siempre delante de ella y que no la mirará sino hasta que el sol la bañara completamente. Cuando iban saliendo Orfeo se dio vuelta, impaciente por verla y pensando que el sol la había bañado, pero no, error, tenía aún un pié en la oscuridad y entonces ella se desvaneció y Orfeo la perdió, pero esta vez para siempre.
Niebla Me perdonara el que haga a Orfeo, pero como Ovidio no sale en Niebla aparentemente (o al menos yo no lo pude encontrar), me voy a dedicar un poco a analizar la figura de Orfeo, conectarlo con el Orfeo original, y tal vez acercarme a Ovidio, quien por lo demás escribe sobre Orfeo. Para empezar, y para efectos de orden mental, vamos a repasar la historia de Orfeo dentro de Niebla: En medio de un soliloquio, Augusto siente unos quejidos como de animal, al percatarse busca en la verdura de un matorral y encuentra un cachorrillo. A lo largo de la novela, Orfeo es siempre objeto de monólogos, fiel a su amo escucha y escucha. Inclusive al final de la novela nos habla Orfeo diciéndonos cuan enfermo es el hombre, y que a pesar de eso Augusto era su amo, por lo que lo quería, y aunque si le entendía sus monólogos, jamás respondió. Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?) En los primeros párrafos de la Oración fúnebre Orfeo dice (o más bien don Miguel dice) que el hombre nunca está en lo que está, que nunca mira lo que en realidad mira, como si estuviese en un mundo paralelo, y es más, afirma que si existe ese, pues que no este entonces. Y luego entramos en el lenguaje, herramienta que le lleva fijarse en lo que no hay, una vez nombrado el árbol no es este objeto de pensamiento sino la palabra en sí o la idea. Luego también introduce la idea de que el lenguaje es el creador de la mentira. Para terminar dice como su amo vuelve a la Niebla de donde surgió, y finalmente el también toma su camino hacia la Niebla y muere. El mito de Orfeo y Eurídice dice: Orfeo hijo de Apolo se enamora profundamente de Eurídice, una ninfa y se casaron. En algún momento Eurídice escaba de un pretendiente que la acosaba, y en la escapatoria la mordió una serpiente venenosa y murió. Orfeo que era virtuoso con la lira, toco las melodías más tristes que conmovieron a todos los humanos y a todos los dioses, quienes le incurrieron para que la fuese a buscar al inframundo, a lo que fue. Sorteo toda clase de desafíos con su música hasta que llegó donde Hades y Perséfone. Con su música los conmovió y estos accedieron a devolverle a Eurídice con la condición de que Orfeo fuese siempre delante de ella y que no la mirará sino hasta que el sol la bañara completamente. Cuando iban saliendo Orfeo se dio vuelta, impaciente por verla y pensando que el sol la había bañado, pero no, error, tenía aún un pié en la oscuridad y entonces ella se desvaneció y Orfeo la perdió, pero esta vez para siempre. Puestos los datos sobre la mesa, les quiero decir estimada audiencia que la conclusión les será entrega MAÑANA Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?)
25 comments:
UNAMUNO:
En la época en que se encontraba Don Miguel a la hora de escribir existían temas recurrentes, líneas de tiempo y pensamientos muy estructurados y que se convertían en un tipo de guión para la persona a la hora de escribir. Es ahí donde aparece Miguel de Unamuno rompiendo con todo eso y creando algo totalmente nuevo (solo cambiando el nombre) “ nivola”. Así el puede elegir que reglas, temáticas y acciones implementar sin ninguna grado de critica posterior a la publicación.
Algunas cosas que nos quedaron impresas en nosotros de Don Miguel es el tema del sueño como algo que va antes de morir, algo que esta al límite entre el vivir y el fenecer (esto se ve reflejado en los últimos capítulos de niebla). También como el sueño es algo tan real como el que sueña.
Algo muy potente es la imagen de Dios. Como Dios necesita al hombre para ser, son un complemento. Sin ser no hay hombre y sin hombre no hay Dios (Don Miguel sin sus personajes no es Don Miguel y sus personajes sin Unamuno no son personajes.) Los personajes de Miguel de Unamuno no son estáticos si no que son un ir y venir, por eso Niebla muestra como el personaje principal y los demás que lo rodean se van haciendo, como se enfrentan a los problemas y a la vida. Son comparables a un ser humano, solo que son soñados por un autor, pero a la vez este autor es soñado por un Dios. Por ende estos personajes de niebla tienen la misma capacidad de rebelarse frente a Dios como cualquier persona en este mundo.
EL MUNDO VASCO:
Siempre se ha dicho que los vascos son personas un tanto orgullosas, cabezotas, profundamente arraigadas a sus orígenes. Unamuno como buen vasco integró sus raíces en Niebla, haciendo de esta casi una enciclopedia del mundo Vasco. Don Miguel tenía la idea de que el lenguaje define a las personas, por lo que el vasco es vasco por el euskera o idioma vasco. Es notable la preocupación de Unamuno por este idioma, preocupación que se puede ver en su obra por el Tío de Eugenia quien hablaba “esperanto”, lengua pura y verdadera, con la esperanza de que perdurara y fuese universal. Esta lengua, el esperanto, es una lengua anárquica ya que se confronta los cánones fonéticos, porque sino de otra manera esta sería devorada por las lenguas imperantes, y si ocurre esto se desvanece el pueblo por lo anteriormente dicho, que el lenguaje define a las personas. Todo esto es reflejo de la preocupación de Unamuno por el pueblo Vasco, por la lucha de poder permanecer y desarrollarse en un país donde abundan distintas costumbres, lenguas y personas, que conviven bajo un gobierno que intenta crear la unión bajo una sola visión. Esto nos podría explicar las características nombradas al principio, características que si no existieran, probablemente el País Vasco sería un pueblo del norte de España perdido en la niebla del pasado.
Otras características del pueblo vasco es sin duda su gusto por la buena mesa y la buena conversación. Creo que Augusto jamás se perdió algún desayuno, almuerzo o comida, y siempre se le podía ver envuelto en alguna conversación con algún amigo o con su criado Domingo. Esto es por lo que nosotros llamamos “fraternidad nacionalista”. Al vivir en un país donde hay que fortalecer las raíces, se crea un sentimiento de unidad y amistad, que es fundado y mantenido en la comida, y bueno por qué no, en los tragos. Por esto la expresión “irnos de copas”, para nosotros, es producto de esta fraternidad. No es raro presenciar los bares y “Chocos” repletos de gente donde abundan una serie de sabores, olores e historias característicos de este pueblo.
Debido a esto y mucho más creemos nosotros que Niebla es un fiel reflejo de toda la costumbre y riqueza de Euskadi.
Andrés Aboitiz IVºD
Sebastián Julio
En Niebla pudimos ver claramente que Unamuno introduce y cita a Averroes desde una mirada desde la razón y de lo relacionado con la mujer.
Desde la razón, si bien la cita no es explicita, es muy importante para la nívola: Averroes considera que la razón es la actividad superior del ser humano, y que a su ejercicio se dedica la filosofía mediante 2 métodos: la aplicación de leyes lógicas que rigen el pensamiento y la reflexión sobre los datos que nos proporciona el mundo natural: (¿No es esto la esencia de Niebla, que se presenta el final de cada capítulo/escena?)
Respecto a la mujer, éste filósofo árabe, pese a afirmar que “la mujer es el hombre imperfecto”, es de los pocos que defienden su rol en medio de la cultura islámica: defiende su libertad de casarse con quien ella desee, y exige que el marido cumpla las condiciones que su esposa le imponga. Dice también, que se desconocen las habilidades de las mujeres, porque se les utiliza sólo para la procreación, pero que una mujer bien educada es tanto o más capaz que un hombre. Estos rasgos, que entregan independencia y libertad a la mujer, se ven claramente en Eugenia: una mujer decidida, instruida, a la que nadie pudo obligar a casarse, ni a romper con Mauricio.
Si bien estos 2 rasgos de la novela expresados anteriormente se encuentran escondidos entre la niebla (pero no por eso menos presentes), existe una sola mención explicita a Averroes, referida al entendimiento agente (cuando se despoja al objeto de todo lo concreto e individual, dejándole solo con la forma universal que según Averroes es Dios mismo). Este concepto usa Paparrigopulus para justificar sus teorías sobre la mujer: todas tienen una sola y misma alma, un alma colectiva: cuando conoces a una las conoces a todas. Las mujeres se diferencian por el clima, lo que comen y donde viven.
Como Borges, en su libro “ La Busca de Averroes” expresó, Averroes es una figura perdida en la Niebla, lo que confirma aún más su presencia en la nívola de Miguel de Unamuno.
Borges: “Averroes es una figura perdida en la niebla”
José Domingo Cheyre
Isidora Palma
QUIEEEN ME AYUDDAAAA NO ENCONTREE A OVIDIO EN EL LIBROOOOOOOOOO
(alguien que lo haya visto que me diga mas o menos donde)
perdon profesor por no comentar ya..se viene mi post! esq tube un gran problema cn los pc de mi casa!
Profesor, hola.
El trabajo esta terminado, pero por motivo de extensión solo vamos a poner el blog la parte de las citas, pero no es el trabajo completo. Si desea leer el trabajo completo dirijase a su mail: hernan.jimenez@cph-cja.cl
Ahi encontrará el trbajo completo y ordenado en word.
Hay 4 frases en latín, que para nosotros tienen una gran importancia.
1. Militia est vita hominis super terra
”La vida del hombre sobre la tierra es lucha”. Esta frase es parte del primer versículo del capítulo 7 del Libro de Job, en la versión bíblica conocida como vulgata. Esta Biblia fue una traducción al latín del libro original con el fin de que el pueblo se acercara más a ella, y para lograr esto, utiliza un latín corriente, de fácil comprensión. Esto se puede tomar de distintas maneras. En la obra, la frase es utilizada mediante el conflicto que Eugenia tiene un novio, Mauricio. Al saber esto Agusto se plantea una meta, arrebatarle el amor de Eugenia a Mauricio, y la frase ya mencionada, toma directa relación con lo que Agusto vive y siente. Debe luchar para obtener las cosas, puesto que las cosas no llegan por si solas. También la frase mencionada alude a un tópico literario, que se centra en el carácter bélico de la vida humana extendida como campo de batalla en el que se desarrolla un continua lucha frente a todo. P.e. Los hombres, la sociedad y el destino. Esto se ve reflejado, con la lucha con Mauricio y con su niebla interior, ya que debe salir de la confusión que tanto lo rodea.
2. Cogito ergo sum:
Se traduce, “Pienso, por lo tanto existo”. Fue planteado por René Descartes y es encontrado en el discurso del método. Esta frase expresa uno de los principios filosóficos de la filosofía moderna: El pensamiento propio, y por lo tanto, la propia existencia es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual se pueden establecer nuevas certezas. En la obra, esta locución latina sufre diversas modificaciones tales como, amo ergo sum, edo ergo sum. Estas frases aluden a la realización de una acción, como por ejemplo amar, comer para probar la existencia humana, a través de las cuales puedo probar su certeza. Profundizando en el ejemplo cuando Agusto Pérez comienza a comer de forma desenfrenada pensando que el era una idea por ende inmortal, pero también se cuestiona que si logra comer y sentir el alimento debiera ser real, o sea así probando su existencia…”¿cómo es que no vivo?...!Como, luego existo!”
Continua
3. Alea iacta est
Esta expresión latina significa “Que se lance el dado”. Es atribuida al historiador y biógrafo romano Suetonio, que escribió la Vida de los doce Césares, obra donde se relata la vida de los gobernantes de Roma, desde Julio César hasta Domisiano. Esta frase fue atribuida a Julio César, en el momento de cruzar el rio Rubicón, límite entre Italia y la Galia Cisalpina, provincia que el senado romano le había asignado. Con este paso, Julio César se reveló contra la autoridad del Senado, generando una guerra civil contra el general Pompeyo. De esta manera, esta oración implica que se ha tomado el riesgo, llegando a un punto de no retorno, es decir, que no se puede retroceder o arrepentir a lo que ya había hecho. Tal como, lo hace un jugador de ajedrez que al momento de soltar la pieza no hay forma de retroceder en la jugada. Esto también se puede ver en el momento que Agusto le entrega la carta a la portera y se va, no hay forma de volver el tiempo para no entregar la carta. No hay posibilidad de arrepentimientos.
4. Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam.
“Te damos gracias señor por tu inmensa gloria” Esto es parte del canto cristiano Gloria in Excelcis y en la Vulgata es conocido como Gloria Altissimis, compuesto por el Papa Telesforo. Gloria en Excelsis es un himno de alabanza a la santísima trinidad. Este canto junto al Tedeum, son los únicos sobrevivientes en la liturgia romana. La belleza de estos dos himnos es una de las cumbres de la poesía lirica cristiana en los tiempos de las persecuciones. Creemos que Unamuno utiliza esta frase con el fin de establecer un paralelo entre la persecución que el vivía y la que sufrieron las personas en la época que fue creado el canto.
Por otro lado, al ser un canto de gloria busca ensalzar, engrandecer las virtudes del objeto al que se le canta. En el caso de Agusto Pérez, expresa esta gloria a la creación de las mujeres, descubriendo que si amaba a una, amaba a todas.
Lucas Arzeno.
Antonia Melo.
Sobre Paparrigópolus no encontramos nada relevante, así que decidimos cambiarlo por otro tema. Después de constatarnos como las peores detectives de la historia, tratamos de buscar algo por el que partir. Leímos por aquí, por allá y encontramos que Unamuno había aprendido danés para leer exactamente lo que Søren Kierkegaard decía. Seguimos leyendo, y encontramos varias cosas interesantes, no todas que ver con Kierkegaard, unas más completas que otras, pero acá van las que más nos llamaron la atención y que pudimos, más o menos, seguir (ya que la mayoría de los libros a los que se referían no los hemos leído, ni escuchado de ellos, tratamos de hacer lo mejor posible):
El amor en niebla es un tema central, al final, se traduce como que el amor es el sentido de la existencia, y sin él, Augusto decide suicidarse. Pero no es cualquier amor, es un amor verdadero, espiritual. No es el amor económico que veía la tía Emerlinda, ni el amor utilitario que veía Eugenia, es un amor que trasciende a la muerte, y le da un sentido a la vida. Esto se puede ver cuando el protagonista dice Amo, ergo sum, o sea, Amo, por lo tanto, soy (que es una deformación de la conocida frase de Descartes, al igual que Edo, ergo sum).
En este ámbito encontramos similitudes con un texto, también de ficción, de Kierkegaard: ‘’Diario de un seductor’’. Este se trata de Johannes, un hábil seductor, que encuentra el amor verdadero en Cordelia, una joven huérfana que vive con familiares. Al igual que Augusto, la ve durante un paseo, mientras divagaba sobre los valores estéticos de cosas cotidianas. Ella es como Eugenia, una mujer liberal, determinada e independiente, algo poco usual de la época y que correspondía más a un prototipo de mujer nórdica, como una valkiria. Al igual que Augusto, Johannes busca una respuesta a este sentimiento irracional mediante sus reflexiones racionales. Para los dos protagonistas la vida es un errar infinito entre la niebla cegadora, una niebla que dificulta su existencia, y que los hace preguntarse por su existencia.
También, una pequeña parte, hace alusión al protagonista de una novela de Becquer, Manrique, quién dice: «¡Amar! Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba a todas las mujeres un instante: a ésta porque era rubia, a aquélla porque se cimbreaba, al andar, como un junco», Esto se ve mucho en Augusto, ya que al enamorarse de Eugenia se enamora de su idea de ella (la sueña), ya que no es capaz ni de recordarla, excepto sus ojos, y ya esta pensando es como serán sus hijos, se enamora de su idealización, y a pesar de que cuando la conoce y descubre, por ejemplo, que no le gusta la música, no le importa, ella ya era su Eugenia. También, al enamorarse de Eugenia, es como si se hubiera abierto una parte de él que estaba escondida. Se enamora de todas las que ve y las que conoce, todas son atractivas e ideales. Simplemente se enamora del amor, y cuando no lo consigue, se cuestiona toda su existencia.
También encontramos similitudes entre Kierkegaard y Unamuno, como por ejemplo que Kierkegaard publica varios textos con pseudónimos diferentes, y, más tarde declara que cada pseudónimo es independiente del otro, es como si fueran distintos personajes. Y esto es lo mismo que hace Unamuno, sus personajes, especialmente Augusto es independiente del autor, tiene su propia filosofía y pensamiento, y esto es lo que permite a Augusto rebelarse contra su creador, e intentar burlar la sentencia que le da. O que Kierkegaard cree que hay que comunicar algo a través del discurso, y esto es exactamente lo que se ve en Niebla, mucho diálogo y poca acción.
Sobre Paparrigópolus no encontramos nada relevante, así que decidimos cambiarlo por otro tema. Después de constatarnos como las peores detectives de la historia, tratamos de buscar algo por el que partir. Leímos por aquí, por allá y encontramos que Unamuno había aprendido danés para leer exactamente lo que Søren Kierkegaard decía. Seguimos leyendo, y encontramos varias cosas interesantes, no todas que ver con Kierkegaard, unas más completas que otras, pero acá van las que más nos llamaron la atención y que pudimos, más o menos, seguir (ya que la mayoría de los libros a los que se referían no los hemos leído, ni escuchado de ellos, tratamos de hacer lo mejor posible):
El amor en niebla es un tema central, al final, se traduce como que el amor es el sentido de la existencia, y sin él, Augusto decide suicidarse. Pero no es cualquier amor, es un amor verdadero, espiritual. No es el amor económico que veía la tía Emerlinda, ni el amor utilitario que veía Eugenia, es un amor que trasciende a la muerte, y le da un sentido a la vida. Esto se puede ver cuando el protagonista dice Amo, ergo sum, o sea, Amo, por lo tanto, soy (que es una deformación de la conocida frase de Descartes, al igual que Edo, ergo sum).
En este ámbito encontramos similitudes con un texto, también de ficción, de Kierkegaard: ‘’Diario de un seductor’’. Este se trata de Johannes, un hábil seductor, que encuentra el amor verdadero en Cordelia, una joven huérfana que vive con familiares. Al igual que Augusto, la ve durante un paseo, mientras divagaba sobre los valores estéticos de cosas cotidianas. Ella es como Eugenia, una mujer liberal, determinada e independiente, algo poco usual de la época y que correspondía más a un prototipo de mujer nórdica, como una valkiria. Al igual que Augusto, Johannes busca una respuesta a este sentimiento irracional mediante sus reflexiones racionales. Para los dos protagonistas la vida es un errar infinito entre la niebla cegadora, una niebla que dificulta su existencia, y que los hace preguntarse por su existencia.
También, una pequeña parte, hace alusión al protagonista de una novela de Becquer, Manrique, quién dice: «¡Amar! Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba a todas las mujeres un instante: a ésta porque era rubia, a aquélla porque se cimbreaba, al andar, como un junco», Esto se ve mucho en Augusto, ya que al enamorarse de Eugenia se enamora de su idea de ella (la sueña), ya que no es capaz ni de recordarla, excepto sus ojos, y ya esta pensando es como serán sus hijos, se enamora de su idealización, y a pesar de que cuando la conoce y descubre, por ejemplo, que no le gusta la música, no le importa, ella ya era su Eugenia. También, al enamorarse de Eugenia, es como si se hubiera abierto una parte de él que estaba escondida. Se enamora de todas las que ve y las que conoce, todas son atractivas e ideales. Simplemente se enamora del amor, y cuando no lo consigue, se cuestiona toda su existencia.
También encontramos similitudes entre Kierkegaard y Unamuno, como por ejemplo que Kierkegaard publica varios textos con pseudónimos diferentes, y, más tarde declara que cada pseudónimo es independiente del otro, es como si fueran distintos personajes. Y esto es lo mismo que hace Unamuno, sus personajes, especialmente Augusto es independiente del autor, tiene su propia filosofía y pensamiento, y esto es lo que permite a Augusto rebelarse contra su creador, e intentar burlar la sentencia que le da. O que Kierkegaard cree que hay que comunicar algo a través del discurso, y esto es exactamente lo que se ve en Niebla, mucho diálogo y poca acción.
Soy demasiado mala con esto, el segundo no vale...
¿Conocer para luego amar o amar para luego conocer?
Santo Tomás de Aquino plantea el concepto de "Nihil volitum quin praecognitum", citada por Miguel de Unamuno en "Niebla". Esta frase, introduce la idea de que nada es deseado sin antes ser conocido, concepción planteada por Santo Tomás en las Cinco Vías para amar a Dios, donde plantea que la existencia de Dios no pertenece necesariamente a la fé, sino que el hombre también puede acceder a esta verdad mediante la razón. Este modo de pensamiento consiste en un argumento a posteriori, conocer a Dios para luego amarle.
Sin embargo, al ser Unamuno un existencialista cree todo lo contrario, ya que el procedimiento que caracteriza a esta corriente es no estudiar primero la esencia y luego la existencia, como hacía la filosofía tradicional, sino al revés, partir de el hecho de existir para luego profundizar en el ser. Es por esto que Unamuno plantea que la razón se apodera de Dios, llegándose así a un Dios lógico-racional que no es más que la proyección al infinito del hombre abstracto, él dice "No es posible conocer a Dios para luego amarle, hay que empezar por amarle, por anhelarle, por tener hambre de Él antes de conocerle". Esto se plasma en Augusto, quien ya ama a Eugenia aún antes de conocerle.
También en esta "Nivola" se puede apreciar el predominio del diálogo por sobre el narrador, estructura que recuerda mucho al método socrático de la Mayéutica. Otro aspecto importante en la estructura es el escaso desarrollo de los personajes, que se caracterizan por un sólo rasgo de personalidad.
Sebastián Venegas
José Tomás Díaz
ni el tercero..
PERDÓN!!
(vale solo el primero Simonetti Recart, si pudieras borras los otros..)
te pasaste antonia larrañaga-... jajaja
En un lugar de España que esta niebla no me deja recordar, hubo un tal Don Miguel, que de tanto leer contrajo una extraña enfermedad: la nívola, y ya nada distinguía cierto o falso. Ser o no ser, sur o no sur, este… ¿oeste, o este? Decidióse entonces a emprender un largo viaje y le contó a un par de conocidos por lo que se sintió presionado a ser un verdadero hombre de palabra y llevar acabo la ya anunciada travesía.
Pero se distrajo…
Un hombre DE palabra… las palabras…
Hablar es atar con la lengua el alma; obteniendo de ella sólo ecos distorsionados por la distancia de lo que gritó en primer lugar. Como dijo Enrique Lihn:
“Nada tiene que ver el dolor con el dolor
Nada tiene que ver la desesperación con la desesperación
Las palabras que usamos para designar esas cosas están viciadas
No hay nombres en la zona muda (…)”
¿Y esto? Una palabra lo obligaba a viajar ahora ¿una palabra? Sí, algo creado por el hombre que ahora, con su poder adquirido, sometía a su amo, a Don Miguel, a este hombre dueño de tantas palabras. La palabra nace de la boca del hombre para nombrar a su entorno pero al ser este nombrado, desaparece y comienza a formar parte de lo que podría ser ficción. Ahora el hombre no necesita tomar la lámpara y mostrarla para decir LÁMPARA, sólo basta con nombrarla o escribirla. Como dijo nuestro amigo Orfeo: “(el hombre) En cuanto le ha puesto un nombre a algo, ya no se ve este algo; no hace si no oír el nombre que le puso o verlo escrito”.
Huidobro lo dijo ¿cierto?
“Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador”
Pero las palabras no son del todo perversas, mentirosas e insatisfactorias, también, al salir de la boca o la pluma, pueden ser oídas por otros que las alcen y las lancen contra lo que les disgusta o acaricien a su amada con ellas o, por lo menos, comiencen una conversación… está lindo el día ¿no?.
"Entre sueños, muerte y la realidad no real" Un estudio sobre la relación de Shakespeare y Unamuno/ Por Magda.
“Niebla” de Miguel de Unamuno es un frío reflejo de nuestra existencia, o mejor dicho, más que un reflejo, es una pregunta, una incógnita, un abrumante trastorno de lo que nosotros consideramos como “real”. Don Miguel nos presenta una nueva visión sobre la realidad, o mejor dicho la No-realidad, mientras va modificando nuestras concepciones de la vida y de la existencia como tal. La idea de cambio de Miguel de Unamuno es reflejada, ya desde un principio por su tipo de escritura y la creación de un nuevo género: La nívola, la cual logra con creces su objetivo, convirtiéndose en todo, pero a la vez en nada, esto podría ser relacionado con la misma naturaleza del hombre, quien tiene una conciencia de sí mismo, pero a la vez es la muerte la que se encarga de demostrar que no es nada.
Debo reconocer que la sensación que me deja la lectura de esta “nívola”, y al igual que la lectura de las grandes obras dramáticas de nuestro ya conocidísimo William Shakespeare, es una mezcla entre desazón y desconcierto, pero a la vez una fascinación sobre lo probable, sobre lo que vendrá.
Antes de ahondar en el abrumante y desconcertante mar de la existencia, según William y Don Miguel, hay que puntualizar sobre las relaciones que los unen más allá de su filosofía sobre la vida, partiendo, obviamente por los recursos estilísticos, como el uso de diálogos, con técnicas como monólogos, soliloquios y una particular forma de lenguaje (el uso de la palabra de manera eximia), típicas de la obra dramática de Shakespeare, herramientas que reflejadas en el personaje de Augusto adquieren la misma belleza que en la de sus clásicos personajes, como es Hamlet.
Con ya sólo leer los primeros capítulos de la obra de Miguel de Unamuno uno puede determinar, y vislumbrar, los rasgos shakesperianos en el pensamiento, sobretodo en el del personaje de Augusto Pérez, quien en sus monólogos, o soliloquios (dependiendo de la ocasión), logra reflejar las ideas de William Shakespeare, Kierkegaard y Descartes, entre otros, lo cuales con tintes existencialistas y racionalistas plantean sus ideas sobre la existencia y la vida. Unamuno y Shakespeare plantean una visión difusa de la realidad y de la gestión de la vida como tal, en palabras de Augusto Pérez, la vida es “una selva bravía y enmarañada, en donde el sendero nos lo hacemos con los pies, según caminamos en la ventura”, nos abren los ojos, sólo para darnos cuenta de que en realidad no conocemos nada, de que todo lo que pensábamos es efímero e intrascendente, y de que todo lo que nos rodea no es real, si no “meras sombras y ficciones” dentro de la densa niebla de nuestro existir, en palabras de Shakespeare “Somos del mismo material del que se tejen los sueños, nuestra pequeña vida está rodeada de sueños”, con esto nos otorga, a los hombres, un grado de desilusión y fragilidad, en las siguientes palabras de Augusto Pérez
. En este sentido Unamuno toma la idea de William Shakespeare de que la vida no es más que un sueño, una ficción, una obra de teatro, en donde nosotros no somos más que “meros actores de la obra de otro” y en donde el mundo es nuestro escenario, En palabras de Augusto Pérez: “¿Es realidad, o es ficción?, ¿No es acaso todo esto un sueño de Dios o de quien sea, que se desvanecerá en cuanto el despierte?”
...
Y así, de conversación en conversación nació una pequeña navilo, nebulo, nivola de la pluma de Don Miguel y lo hizo olvidar el viaje (el viaje físico, por lo menos).
Sentado en su escritorio, junto a su perro, Morfeo, nuestro caballero sostenía entre sus manos pensamientos que rondaban por su mente. Se remontó a aquella época en que las lenguas jugaban con las raíces a su gusto y gana, creando palabras por primera vez. La Antigua Roma, que se expandió ofreciendo a los bárbaros su latín y llegó hasta España bajo la mirada de Mercurio para dar a esos godos-quiebra-nueces nuevos sonidos (más allá de bar-bar-bar) y con ellos nueva cultura que Don Miguel añora con cariño (Eneas, Eneas). De ahí nace el español, esta lengua romance en la que piensa Don Miguel. Pero viene de Roma… ¿Eneas? Italia. Se debe volver a los clásicos, esos navíos de negras velas que no cargan peso de más ni admiten un solo gramo, son entes/todo, completos… “configurados como equivalentes del universo, como los antiguos talismanes” (Italo Calvino). Borges sabe expresar a Don Miguel: “Felizmente, no nos debemos a una sola tradición. Podemos aspirar a todas”. Así, este vasco puede comenzar tranquilamente su viaje a Itaka.
Así Don Miguel dejó el escritorio y se fue a sus ríos: las calles de Salamanca, por supuesto, pensando en cómo llegar a Itaka. Se detuvo de pronto frente a la vitrina de una librería, adentro, en un muestrario, figuraba un set de postales: “Cultura Clásica”. Por supuesto, la extraña coincidencia llamó su atención. Acercóse a esta vitrina para ver más detalladamente, y fue suerte la suya de encontrar una foto de Delfos en cuya entrada se inscribía: “gnóthi seautón” (conócete a ti mismo). En aquel instante deslumbróle una idea. Comenzó a navegar calle abajo, adentrándose en la espesa jungla que su mente le ofrecía. Del cielo descendió una bruma que al instante se volvió densa, impidiéndole ver más allá de si mismo. Fue cuando entonces Don Miguel entró en Miguel como un sueño, y conversando consigo mismo logro admirar el reflejo del infinito, como un espejo frente a otro. En el interior lo estaba todo. La oscuridad de allí adentro le hacía sentir como en el vientre de su madre, de vuelta en su origen, en el corazón, en las más absolutas y cálidas ti-nieblas.
Ahora lo matamos para que la niebla se disipe.
Saludos
Luz y Joaquín
Y así, de conversación en conversación nació una pequeña navilo, nebulo, nivola de la pluma de Don Miguel y lo hizo olvidar el viaje (el viaje físico, por lo menos).
Sentado en su escritorio, junto a su perro, Morfeo, nuestro caballero sostenía entre sus manos pensamientos que rondaban por su mente. Se remontó a aquella época en que las lenguas jugaban con las raíces a su gusto y gana, creando palabras por primera vez. La Antigua Roma, que se expandió ofreciendo a los bárbaros su latín y llegó hasta España bajo la mirada de Mercurio para dar a esos godos-quiebra-nueces nuevos sonidos (más allá de bar-bar-bar) y con ellos nueva cultura que Don Miguel añora con cariño (Eneas, Eneas). De ahí nace el español, esta lengua romance en la que piensa Don Miguel. Pero viene de Roma… ¿Eneas? Italia. Se debe volver a los clásicos, esos navíos de negras velas que no cargan peso de más ni admiten un solo gramo, son entes/todo, completos… “configurados como equivalentes del universo, como los antiguos talismanes” (Italo Calvino). Borges sabe expresar a Don Miguel: “Felizmente, no nos debemos a una sola tradición. Podemos aspirar a todas”. Así, este vasco puede comenzar tranquilamente su viaje a Itaka.
Así Don Miguel dejó el escritorio y se fue a sus ríos: las calles de Salamanca, por supuesto, pensando en cómo llegar a Itaka. Se detuvo de pronto frente a la vitrina de una librería, adentro, en un muestrario, figuraba un set de postales: “Cultura Clásica”. Por supuesto, la extraña coincidencia llamó su atención. Acercóse a esta vitrina para ver más detalladamente, y fue suerte la suya de encontrar una imagen del templo de Delfos en cuya entrada se inscribía: “gnóthi seautón” (conócete a ti mismo). En aquel instante deslumbróle una idea. Comenzó a navegar calle abajo, adentrándose en la espesa jungla que su mente le ofrecía. Del cielo descendió una bruma que al instante se volvió densa, impidiéndole ver más allá de si mismo. Fue cuando entonces Don Miguel entró en Miguel como un sueño, y conversando consigo mismo logró admirar el reflejo del infinito, como un espejo frente a otro. En el interior lo estaba todo.
La oscuridad de allí adentro le hacía sentir como en el vientre de su madre, de vuelta en su origen, en el corazón, en las más absolutas y cálidas ti-nieblas.
Ahora lo matamos para que la niebla se disipe.
Saludos
Luz y Joaquín
Orfeo en Niebla:
La verdad, es que la búsqueda de Orfeo a lo largo del texto no tiene ninguna dificultad. El pobre de Augusto (si, el POBRE de Augusto) mas cerca del principio que de la mitad de la nivola, adopta, si lo queremos decir en palabras bonitas, a un perro, al que pone de nombre Orfeo. ¿Pero por qué Orfeo? Y, ¿Quién es Orfeo?
Orfeo, es un personaje de la mitología griega, hijo de Apolo y la musa Calíope, del cual se dice que era un gran músico que cuando tocaba su lira no sólo los hombres, animales y dioses se quedaban embelesados escuchándole, sino que incluso la Madre Naturaleza detenía su fluir para disfrutar de sus notas.
Es por eso que Don Miguel le pone ese nombre al canino amigo del protagonista de su nivola (si, lo hace él ya que el POBRE de Augusto no es mas que un títere que no puede matar a su creador…) y esto lo hace ya que el perro es el encargado de calmar la confusión de su amo con sus ojos/lira, cosa que todos los que leímos medianamente el texto pudimos percatarnos ya que cada uno de los 33 capítulos de Niebla posee un soliloquio, el cual generalmente se desarrolla con Pérez hablando a Orfeo.
Pero, en lo que respecta a la posición del personaje que es Orfeo en la nivola, es en donde me gustaría arriesgarme al afirmar que Orfeo no es mas que una versión mas de Augusto y viceversa, he dicho y procedo a explicarme. A lo largo de la nivola se puede apreciar una “Orfeizacion” de Augusto y una “Perezizacion” de Orfeo (la verdad es que este “cambio” no es diacrónico, si no que se da desde el principio, antes incluso de la aparición de Orfeo). Prefiero dejar para la clase de que forma y en donde se aprecia esto en la nivola, ya que de lo contrario este se transformaría en un texto muy largo.
Antoine-Bofill
versión A, de Antoine
(profesor: después de fragilidad, no va en palabras de augusto pérez)
Por último se plantea la concepción, y necesidad de la muerte, para "darnos" cuenta de nuestra existencia.
Unamuno nos dice, de manera cruda quizás, que la muerte nos espera a todos, y que ésta es inevitable, que por sí nuestra vida es frágil, leve, dependiente de la voluntad de un "otro". En "niebla" existe una escena notable en la que se encuentran creado y creador, exactamente en el capítulo XXXIII, el de la muerte de Augusto, y que curiosamente el número del capítulo coincide con la edad en la que murió Cristo, una pequeña curiosidad digna de analizar en otra ocasión. Adiós, y como diría Shakespeare, (y no dudo que Unamuno también), "El resto es silencio"
Niebla y Orfeo
Versión B:
Al leer este intertexto surge inmediatamente la pregunta de ¿Quién es este Orfeo y porque Augusto le llama así a su perro?.
Orfeo es un personaje de la mitología griega hijo de Apolo y Calíope. De quienes hereda los dones de música y la poesía, que según relatos al tocar su lira y cantar, los hombres eran capaces de hacer descansar su alma. A simple vista la relación Orfeo – Niebla, o más bien, Orfeo – Augusto es bastante simple (en un comienzo) Orfeo viene a jugar el mismo rol que en su mito, su tarea es de calmar el alma de Augusto de ayudarlo en sus reflexiones y de brindarle un cierto tipo de compañía.
Pero basta con leer un poco para darnos cuenta que esta relación es mucho más, va más allá de la simple función de “acompañar” a Augusto, su objetivo se transforma en ser el articulador, el que reflexiona, pasa a ser una especie de Oráculo para Augusto, porque aunque este personaje llamado Orfeo, no hable, es el que finalmente guía a Augusto a lo largo de todas sus reflexiones, inconcientemente guía a Augusto, a tal punto que los personajes se mezclan, y ya dejan de ser Amo – mascota, para ser algo como unidad, un personaje – perro que es quién finalmente une la realidad de Augusto a la realidad, que lo hace mezclar historias, confundirlas y volverlas nebulosas, a tal punto que para nosotros Unamuno pasa a ser un personaje dentro de la misma historia y a la vez Augusto parece ser alguien que pasa a la realidad y es capaz de hablar con nosotros, lo lectores, personalmente, se podría decir luego que este Orfeo es una especie de vínculo entre realidades, entre mundos paralelos, pero que actúa de tal forma que no es clara, no se sabe como es que lo hace pero lo hace, actúa finalmente de una forma que parece que hay una niebla, entre él, nosotros (lectores, que al final ya no sabemos si lo seguimos siendo o pasamos a ser personajes) y Unamuno que es personaje – autor, que finalmente no nos deja entrever esta relación y esta forma de actuar que él tiene
Bofill – Antoine
Niebla
Me perdonara el que haga a Orfeo, pero como Ovidio no sale en Niebla aparentemente (o al menos yo no lo pude encontrar), me voy a dedicar un poco a analizar la figura de Orfeo, conectarlo con el Orfeo original, y tal vez acercarme a Ovidio, quien por lo demás escribe sobre Orfeo.
Para empezar, y para efectos de orden mental, vamos a repasar la historia de Orfeo dentro de Niebla: En medio de un soliloquio, Augusto siente unos quejidos como de animal, al percatarse busca en la verdura de un matorral y encuentra un cachorrillo.
A lo largo de la novela, Orfeo es siempre objeto de monólogos, fiel a su amo escucha y escucha. Inclusive al final de la novela nos habla Orfeo diciéndonos cuan enfermo es el hombre, y que a pesar de eso Augusto era su amo, por lo que lo quería, y aunque si le entendía sus monólogos, jamás respondió.
Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?)
En los primeros párrafos de la Oración fúnebre Orfeo dice (o más bien don Miguel dice) que el hombre nunca está en lo que está, que nunca mira lo que en realidad mira, como si estuviese en un mundo paralelo, y es más, afirma que si existe ese, pues que no este entonces. Y luego entramos en el lenguaje, herramienta que le lleva fijarse en lo que no hay, una vez nombrado el árbol no es este objeto de pensamiento sino la palabra en sí o la idea. Luego también introduce la idea de que el lenguaje es el creador de la mentira. Para terminar dice como su amo vuelve a la Niebla de donde surgió, y finalmente el también toma su camino hacia la Niebla y muere.
El mito de Orfeo y Eurídice dice: Orfeo hijo de Apolo se enamora profundamente de Eurídice, una ninfa y se casaron. En algún momento Eurídice escaba de un pretendiente que la acosaba, y en la escapatoria la mordió una serpiente venenosa y murió. Orfeo que era virtuoso con la lira, toco las melodías más tristes que conmovieron a todos los humanos y a todos los dioses, quienes le incurrieron para que la fuese a buscar al inframundo, a lo que fue. Sorteo toda clase de desafíos con su música hasta que llegó donde Hades y Perséfone. Con su música los conmovió y estos accedieron a devolverle a Eurídice con la condición de que Orfeo fuese siempre delante de ella y que no la mirará sino hasta que el sol la bañara completamente. Cuando iban saliendo Orfeo se dio vuelta, impaciente por verla y pensando que el sol la había bañado, pero no, error, tenía aún un pié en la oscuridad y entonces ella se desvaneció y Orfeo la perdió, pero esta vez para siempre.
Puestos los datos sobre la mesa, les quiero decir estimada audiencia que la conclusión les será entrega MAÑANA
Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?)
Niebla
Me perdonara el que haga a Orfeo, pero como Ovidio no sale en Niebla aparentemente (o al menos yo no lo pude encontrar), me voy a dedicar un poco a analizar la figura de Orfeo, conectarlo con el Orfeo original, y tal vez acercarme a Ovidio, quien por lo demás escribe sobre Orfeo.
Para empezar, y para efectos de orden mental, vamos a repasar la historia de Orfeo dentro de Niebla: En medio de un soliloquio, Augusto siente unos quejidos como de animal, al percatarse busca en la verdura de un matorral y encuentra un cachorrillo.
A lo largo de la novela, Orfeo es siempre objeto de monólogos, fiel a su amo escucha y escucha. Inclusive al final de la novela nos habla Orfeo diciéndonos cuan enfermo es el hombre, y que a pesar de eso Augusto era su amo, por lo que lo quería, y aunque si le entendía sus monólogos, jamás respondió.
Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?)
En los primeros párrafos de la Oración fúnebre Orfeo dice (o más bien don Miguel dice) que el hombre nunca está en lo que está, que nunca mira lo que en realidad mira, como si estuviese en un mundo paralelo, y es más, afirma que si existe ese, pues que no este entonces. Y luego entramos en el lenguaje, herramienta que le lleva fijarse en lo que no hay, una vez nombrado el árbol no es este objeto de pensamiento sino la palabra en sí o la idea. Luego también introduce la idea de que el lenguaje es el creador de la mentira. Para terminar dice como su amo vuelve a la Niebla de donde surgió, y finalmente el también toma su camino hacia la Niebla y muere.
El mito de Orfeo y Eurídice dice: Orfeo hijo de Apolo se enamora profundamente de Eurídice, una ninfa y se casaron. En algún momento Eurídice escaba de un pretendiente que la acosaba, y en la escapatoria la mordió una serpiente venenosa y murió. Orfeo que era virtuoso con la lira, toco las melodías más tristes que conmovieron a todos los humanos y a todos los dioses, quienes le incurrieron para que la fuese a buscar al inframundo, a lo que fue. Sorteo toda clase de desafíos con su música hasta que llegó donde Hades y Perséfone. Con su música los conmovió y estos accedieron a devolverle a Eurídice con la condición de que Orfeo fuese siempre delante de ella y que no la mirará sino hasta que el sol la bañara completamente. Cuando iban saliendo Orfeo se dio vuelta, impaciente por verla y pensando que el sol la había bañado, pero no, error, tenía aún un pié en la oscuridad y entonces ella se desvaneció y Orfeo la perdió, pero esta vez para siempre.
Niebla
Me perdonara el que haga a Orfeo, pero como Ovidio no sale en Niebla aparentemente (o al menos yo no lo pude encontrar), me voy a dedicar un poco a analizar la figura de Orfeo, conectarlo con el Orfeo original, y tal vez acercarme a Ovidio, quien por lo demás escribe sobre Orfeo.
Para empezar, y para efectos de orden mental, vamos a repasar la historia de Orfeo dentro de Niebla: En medio de un soliloquio, Augusto siente unos quejidos como de animal, al percatarse busca en la verdura de un matorral y encuentra un cachorrillo.
A lo largo de la novela, Orfeo es siempre objeto de monólogos, fiel a su amo escucha y escucha. Inclusive al final de la novela nos habla Orfeo diciéndonos cuan enfermo es el hombre, y que a pesar de eso Augusto era su amo, por lo que lo quería, y aunque si le entendía sus monólogos, jamás respondió.
Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?)
En los primeros párrafos de la Oración fúnebre Orfeo dice (o más bien don Miguel dice) que el hombre nunca está en lo que está, que nunca mira lo que en realidad mira, como si estuviese en un mundo paralelo, y es más, afirma que si existe ese, pues que no este entonces. Y luego entramos en el lenguaje, herramienta que le lleva fijarse en lo que no hay, una vez nombrado el árbol no es este objeto de pensamiento sino la palabra en sí o la idea. Luego también introduce la idea de que el lenguaje es el creador de la mentira. Para terminar dice como su amo vuelve a la Niebla de donde surgió, y finalmente el también toma su camino hacia la Niebla y muere.
El mito de Orfeo y Eurídice dice: Orfeo hijo de Apolo se enamora profundamente de Eurídice, una ninfa y se casaron. En algún momento Eurídice escaba de un pretendiente que la acosaba, y en la escapatoria la mordió una serpiente venenosa y murió. Orfeo que era virtuoso con la lira, toco las melodías más tristes que conmovieron a todos los humanos y a todos los dioses, quienes le incurrieron para que la fuese a buscar al inframundo, a lo que fue. Sorteo toda clase de desafíos con su música hasta que llegó donde Hades y Perséfone. Con su música los conmovió y estos accedieron a devolverle a Eurídice con la condición de que Orfeo fuese siempre delante de ella y que no la mirará sino hasta que el sol la bañara completamente. Cuando iban saliendo Orfeo se dio vuelta, impaciente por verla y pensando que el sol la había bañado, pero no, error, tenía aún un pié en la oscuridad y entonces ella se desvaneció y Orfeo la perdió, pero esta vez para siempre.
Puestos los datos sobre la mesa, les quiero decir estimada audiencia que la conclusión les será entrega MAÑANA
Orfeo, Orfeo, Orfeo, ¿A quién se le ocurrió, o más bien, que bruta ocurrencia de aquel que te inscribió en esta novela, y que por cierto me tiene a mí ahora pensando quien eres (?)
Post a Comment