Friday, December 14, 2012

Justo. Esa traducción. Fulgor y Ceniza. De dorado a negro



Paul Valéry en una anotación de sus cuadernos del año 1916: “No es nunca el autor el que hace una obra maestra. La obra maestra se debe a los lectores, a la calidad del lector. Lector riguroso, con sutileza, con lentitud, con tiempo e ingenuidad armada. Sólo él puede hacer obra maestra, exigir la particularidad, el cuidado, los efectos inagotables, el rigor, la elegancia, la duración, el impulso. Pero ese lector, cuya formación y cuyas fluctuaciones constituyen el verdadero objeto de la historia de la literatura, se está muriendo”.

8 comments:

M said...

No!! Llegaron los spams a Pellin...

Joseto Contreras said...

Pueden ser spams, o una de las razones por la cual se mueren los (buenos) lectores no?

Martín Venegas said...

El 3 de julio de 1960, Bioy Casares anotó en su diario la opinión que tenía Borges sobre El gran Gatsby. «Considera a Scott Fitzgerald un escritor sin importancia y reprochó al profesor adscripto que lo pusiera como tema de estudio. BORGES: “Los muchachos no sabrán nada de Emerson, ni de Whitman, ni de Melville, pero habrán analizado el Gran Gatsby».
Una opinión más completa, pero más enciclopédica y, por tanto, menos comprometida, se encuentra en la Introducción a la literatura norteamericana que escribió con Esther Zemborain. El párrafo sobre Fitzgerald se puede leer aquí .
¿Estaremos leyendo a un autor sin importancia?

Sofía Pinedo said...

los lectores no leemos a un autor sin importancia, quizás (y lo más correcto) es que estamos aprendiendo a leer a un autor que ha ganado importancia por lo que ha sido Hollywood.

Martín Venegas said...

Tres años después que Valéry escribiera en su cuaderno, Paul Groussac dijo algo muy parecido en una brillante conferencia sobre el Quijote: «La obra maestra no nace por la sola operación del genio, sino que se hace con el concurso anónimo y prolongado de las generaciones, quienes, interpretando y como plasmando a su grado la obra primitiva, le allegan una verdadera colaboración».

Esto queda muy bien con lo que dice Sofía: las interpretaciones hollywoodenses han colaborado con la novela de Fitzgerald para volverla una obra maestra.

Sofía Pinedo said...

Algo que rescato de todos los libros que se han llevado al estrenato cinematográfico,es que gracias a ellos se puede llegar a apreciar la película. Primero que nada, se ve que tipo de lector es el director y el guinista, porque ellos son quiénes configuran una nueva versión de la literatura al cine, con lo que a ellos les parece importante para poder recrear la obra en la pantalla. Quitan, agregan o cambian cosas que a uno como lector pueden parecerles insignificante o totalmente relevante. Una de las películas de Gatsby parte con su muerte y con dos personajes que nadie sabe quienes son, y no es el amigo con ojos de búho que estaba en su biblioteca. Creo que es por esto que el libro de Fitzyerald sale cada generación con un ícono nuevo, con un director y un guinista nuevos. Ellos están tratando de marcar la diferencia con los anteriores y mostrar su lectura del libro según el contexto en el que vive la actual generación. ¿Será por esto que nunca queda El gran Gatsby atrás?
Uno puede amar el libro pero odiar la película y si es que uno no lee y ve primero la película, gracias a esta el libro nunca llegará a sus manos y se perderá. y ¿De quién será la culpa? de la lectura del director y del guinista. Eh aquí la importancia de las distintas lecturas que un libro nos ofrece.

Martín Venegas said...

De nuevo estoy de acuerdo con lo que dice Sofía. Cada película es una lectura que podemos evaluar porque existen los libros.

Me gustó un cambio insignificante (o relevante) que hizo la película de 1974: eliminaron los últimos dos párrafos del libro, esos en que Fitzgerald vuelve a Gatsby un símbolo de todos los deseos que no podemos alcanzar. Prefiero lo que hace la película, dejar esa posibilidad abierta. Que se identifiquen los que quieran, el texto no tiene por qué obligarnos a ello. Coppola y Clayton quitaron un párrafo para agregar otra cosa: libertad interpretativa en los espectadores.

Martín Venegas said...

El párrafo final de una columna del New York Times cita a Leon Wieseltier para decir que el problema con las películas de Gatsby es que se ven como si hubiesen sido hechas por Gatsby. Es lo que hablábamos en clases, el problema de lo cursi.